El Destino

Fotografía 2011
Tras la despedida, no quería pensar lo que le depararía su porvenir. Ya había hecho todo cuanto estaba en sus manos, y seguir pensando sólo le quitaría tranquilidad. Estaba dispuesta a aceptar lo que le tocara, pero no a conformarse sin más. Tenía que agotar sus recursos.
El Destino, sin embargo, fue mucho más listo que ella. Aquella tarde le estaba dando respuestas mientras ella ojeaba los artículos de aquella revista pasada ya de fecha y maldecía a aquel anticipado adolescente que le había hurtado su sitio junto a la ventanilla del autobús.
A pesar de su agotamiento y sus ganas de dormir para que el regreso fuera mucho más llevadero, Morfeo decidió unirse a aquel juego y se olvidó de pasar por allí esa noche, dejando que el Tiempo hiciera el resto...
Sumidos en una conversación que ella siempre había soñado tener algún día, llegaron a su destino. Cada uno tomó su camino pero en sus mentes habitaba el mismo pensamiento: un próximo encuentro.
Su vida probablemente nunca tuvo una conexión directa con la ciudad que ansiaba habitar. Sin embargo, esa ciudad quería mantener la conexión entre ambas. Y mientras uno echa de menos algo que nunca tuvo, otro tiene algo que nunca pudo echar de menos porque no le dieron ocasión. Y todos los días, antes de acostarse, acaricia el vacío de una presencia que jamás existió; se imagina su porvenir, esta vez sin muchas espectativas, porque sabe que el Destino termina regalándote aquello que un día soñaste y nunca creíste que existiera...

1 comentario:

  1. Por si acaso soy el alter ego de ese adolescente roba sitios, me gustaría aclarar que a veces soy un poco hipócrita (sólo a veces), y cuando el mundo se empeña en putearme me cabreo y lo veo todo negro como los demás. Sea como fuere, tampoco se obtiene nada bueno de pensar que nos van a pasar cosas malas.

    Un saludo!

    ResponderEliminar