Es hora de cerrar...

Celina - Grafito, 2011
Era la hora de cerrar. El frío congelaba la punta de su nariz respingona cansada de buscar ese olor que ya había olvidado. El frío se colaba por el calado de aquellos calcetines negros que siempre le estorbaban al meterse en la cama con él... 
Era la hora de cerrar, pero ella se sumía en aquel silencio para evadirse de la realidad que un día la marcó por dentro. Era diciembre, el mes de los arrumacos, de "quédate a dormir", el último mes del primer año que sentía la calma que tanto anhelaba encontrar en el rincón de alguna playa perdida, en los brazos de quien supo tenerla sin retenerla.
La última lágrima del mes se resbalaba por su mejilla. "La última lágrima" se juraba mientras apagaba todo y bajaba la trapa de aquel sitio que tantos buenos ratos le regaló... Sabía que no sería la última, y asumía con resignación que la vida a veces se retuerce sin sentido dejándote como estabas. "No, peor", susurraba mientras caminaba hacia su casa, consciente de que ahora estaba otra vez sola, pero antes no le conocía, y ahora vive con el recuerdo de su sabor.
La enfermedad la había enseñado a disfrutar cada momento como si fuera a ser el último. Esta vez quería sonreir por todo lo bueno que compartieron, pero sólo era capaz de sentir el vacío que habían dejado aquellas falsas palabras en su corazón.
Ahora comprendía lo que antaño no era capaz de averiguar: cuando el corazón duele, es porque hay vida en su interior.
El frío se colaba por el abrigo que tantas veces reposó en el respaldo de aquella silla de despacho cómplice de sus miradas. El frío calmaba las penas de una mente cansada de pensarle, cansada de amarle, cansada de soñarle... cansada...
Sólo recuerdo su mirada. Era una mujer sencilla, de mediana edad. A través de sus ojos podía adivinar qué mares se bebió por él. En qué calles dejó que sus manos se juntaran. Qué noches reconquistó su lado de la cama.
Era la hora de cerrar, y muy apesadumbrada, le echó la trapa al corazón que tanto había latido, pero que esa noche se cansó de seguir...

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