Un regalo para mí

Autorretrato - 2010
Quizás para acabar este capítulo de mi vida debo hacerlo de la manera más sincera, ahora que nadie me escucha el pensamiento ni me lee los gestos.
Esa relación se acabó a pesar de que lo amaba con todo mi ser, de que daría la vida por él sólo con que él me lo pidiera. Se acabó en un momento de quietud y estancamiento que colapsó mis sentidos y no me dejaba amarle como sentía realmente. Todo se volvía negro, aun deseando pasar el resto de mis días con él, entre sus brazos, entre sus besos...
Nadie se quiso poner en mi lugar en un momento en el que sólo por el bien de ambos, tomé tan difícil decisión. Nadie comprendía, ni siquiera él, que amara y no pudiera seguir a su lado, pero yo lo sentía así y creí conveniente distanciarme un tiempo para organizar mi vida y que él empezara a tomar las riendas de la suya. Nunca le dejé de amar.
Hoy, 7 de mayo, tras un año y medio de reflexión, me encuentro ante esta libreta dejando claro todo cuanto sentía y siento, por si mañana me tachan de fría y calculadora; por si creen que en realidad, como él aseguraba, sólo él me amó, cuando parece ser ahora todo lo contrario...
Nunca creí que a pesar de este paréntesis, esta historia acabara así. Muchos pueden pensar que por mi culpa. No les quito su parte de razón. Otros pensarán que la culpa fue suya, sus motivos para creerlo también los tendrán.
No se trata de buscar un culpable, ni de demostrar si él o yo quiso o puso más en la relación que tantas flores puso en mi día a día. No se trata de buscar un ganador...
Hoy escribo esto para sincerarme conmigo misma, para hacerme el mejor regalo de cumpleaños que puede haber: hablarme al corazón, ahora que nadie me escucha el pensamiento.
Me da vergüenza reconocer que a pesar de todo le sigo queriendo, porque en realidad nunca dejé de hacerlo.
A veces los caminos se tuercen y nuestras mejores intenciones acaban fallidas.
Yo sólo quería cerciorarme de que esta era la historia que quería escribir el resto de mi vida, y para ello necesitaba ordenarme, acabar de formarme para estabilizar mi vida y retornar lo que un día fue para mí la ilusión de mi vida. Yo quería que él aprendiese a desenvolverse en este mundo que siempre se lo puso todo en bandeja. Craso error pretender que eso sucediera, y cargo con él cada día de mi vida.
Cada persona elige cómo y el qué desea vivir. Efectivamente, si yo le hubiera explicado esto el primer día, se hubiera quedado esperando por mí para luego caminar su camino. Por eso decidí omitir los detalles. Era un riesgo que esto pudiera suceder: que su camino y el mío ya no tuvieran nada en común cuando yo terminara mis andanzas. Pero era un riesgo que debía correr.
Me gustaría pedirle disculpas, porque en el fondo sé que no he sido justa con él, pero duele tanto ver cómo se transforma la persona a la que amas, cómo te va apartando de su vida hasta que tu nombre ya no le dice ni le suena a nada... Duele verse reemplazado por personas que quizás nunca sepan acariciar sus sueños algún día...
Como riesgo que acepté correr, ahora debo aceptar mi pérdida, levantar la frente muy alta y seguir adelante. Si esto ha acabado así es porque seguramente él no era el hombre que la vida me tenía preparado, si es que hay alguno.
Duele ver cómo no luchan por tí, cómo se queda impasible ante críticas injustas... Yo nunca le hubiera dejado irse...
Él prefirió la comodidad de ver la vida pasar, y yo debo respetarlo.
No voy a llorar más ni me voy a enfadar conmigo misma por haber decidido lo que creí que era lo mejor para ambos en ese momento.
No voy a preguntarle una vez más si algún día me quiso, porque no deseo conocer ya la respuesta.
Yo sólo deseaba amarle como merecía, nada más.
Pero nadie me quiso comprender...
Ojalá sea muy feliz.
Hoy se acaba este capítulo que empecé a escribir hace un año.
Mañana empezaré uno nuevo, empezaré mi propia historia, y no estaré triste nunca más...

Mónica


-Último capítulo del diario 2011/2012-

No hay comentarios:

Publicar un comentario